Una historia que nos hará reflexionar acerca de la idoneidad de refugiarse en el mar o zozobrar en una isla. Basado en un trabajo de cuerpo y movimiento, las herramientas más circenses, como la acrobacia y el mástil chino, se integran como lenguaje escénico dentro el espectáculo.
Este proyecto nos recuerda la sutil frontera existente entre el teatro físico y la danza, el circo y el riesgo, y la magia y el sueño.